Search this site
Embedded Files
⌂
  • ⌂
  • Principio
  • Continúa leyendo
    • Respaldo a Cata
      • Se lo comería un tigre
        • Cuento
          • Más Arte
          • Tiempo al concierto
          • Tiempo al debate
        • No cuento
          • Exagero
          • No exagero
    • Respaldo a El Gato
      • Premiar lo positivo
        • Reclamo
        • Me controlo y espero
          • Voy al salón
          • Me quedo
          • Plan
          • No plan
  • Actividades
    • ► Temas
    • ○ Preguntas
    • ○ Investigación
    • ○ Retos
  • Videos
⌂
  • ⌂
  • Principio
  • Continúa leyendo
    • Respaldo a Cata
      • Se lo comería un tigre
        • Cuento
          • Más Arte
          • Tiempo al concierto
          • Tiempo al debate
        • No cuento
          • Exagero
          • No exagero
    • Respaldo a El Gato
      • Premiar lo positivo
        • Reclamo
        • Me controlo y espero
          • Voy al salón
          • Me quedo
          • Plan
          • No plan
  • Actividades
    • ► Temas
    • ○ Preguntas
    • ○ Investigación
    • ○ Retos
  • Videos
  • More
    • ⌂
    • Principio
    • Continúa leyendo
      • Respaldo a Cata
        • Se lo comería un tigre
          • Cuento
            • Más Arte
            • Tiempo al concierto
            • Tiempo al debate
          • No cuento
            • Exagero
            • No exagero
      • Respaldo a El Gato
        • Premiar lo positivo
          • Reclamo
          • Me controlo y espero
            • Voy al salón
            • Me quedo
            • Plan
            • No plan
    • Actividades
      • ► Temas
      • ○ Preguntas
      • ○ Investigación
      • ○ Retos
    • Videos
Me controlo y espero
Me quedo
Continúo con el plan


Acordamos hacer la obra de teatro. Yo llegué a sentarme con mi cabeza entre mis brazos sobre el pupitre y sollozaba de vez en cuando. Joakim se hizo el serio y prudente y no dijo nada, salvo "Espere a que él le cuente", "Pobrecito Viko", para que creyeran que me habían expulsado y así forzar una confesión pública de El Gato. Mejor dicho: esto era hollywood... pero en serio. Edwin ágilmente cambió el tema para mantener el control de la clase:

—Muchachos, Una bolsa plástica se usa en promedio 16 minutos y tarda en degradarse unos 400 años. Mario, ¿Qué se puede hacer al respecto?

—Profe... que cada uno vaya al supermercado con su bolsa de tela.

—Excelente idea. Para que les comenten a sus papás. El plástico y el papel se pueden reciclar varias veces. El vidrio y los metales son 100% reciclables. Hacerlo ayuda considerablemente a minimizar la contaminación atmosférica y de las aguas. Un pedazo de vidrio tardaría unos 4.000 años en descomponerse y una sola pila puede llegar a contaminar más de 3.000 litros de agua. Gabriela, ¿en tu casa separan los desechos?

—Si profe. Hay 3 canecas: para lo orgánico, para lo plástico y para el papel.

—¡RRRIIIINNGGG! —Apenas sonó el timbre sentí cómo me rodeaban. Yo seguía con mi estrategia avestruz esperando la reacción de El Gato.

—Viko, ¿Todo bien? —preguntaron Richard y Kata. Me sentí mal por ellos. Pasó el tiempo y nada que escuchaba a Jairo. Poco a poco se dispersaron todos.

Esperé hasta el descanso para decirles la verdad a mis verdaderos amigos.

—¡Viko! ¡Eso no se hace! —Cata se molestó—: ¡Nos asustaste fue a nosotros! Yo sí pensé que te habían expulsado. Imagínate… No más Viko en el colegio. ¡Hubiera sido terrible!

—Si Viko —dijo Ricardo—. ¡Qué pasado! Pero me alegra que se haya dado cuenta de cómo es El Gato. ¿Qué sigue en el plan y le ayudamos?

Esa era una buena pregunta. El plan no funcionó… pero… después del susto que les metí, tenía que hacerles creer que tenía todo bajo control.

—Gracias Richard. Cata, ¿tú también estás dispuesta a ayudar con la lección al Gato? –pregunté más para hacer tiempo y pensar en lo que les iba a proponer.

—Pues la idea está buena. Podría intentar ayudar a que aprenda una lección.

—Eeeeh… Díganle al Gato que venga, que necesito hablar con él, que estoy muy dolido por lo que me pasó. No le digan más, ni que me echaron ni nada. ¿Vale?

—Listo, vale —respondieron ambos mientras corrían a buscarlo.

Ahora sí tenía más tiempo para pensar en qué le iba a decir.

El Gato apareció al rato. Su cara estaba pálida, cosa que me mostraba que por lo menos se sentía mal por lo que había hecho. Hubo silencio. Miré al cielo pensando qué decirle. Él se veía nervioso pero tampoco empezaba a hablar. De repente se me vino a la cabeza la famosa canción y la empecé a cantar —“We don’t need no…”— Jairo se entusiasmó y empezó a cantar. Yo paré de cantar y al segundo él también. Empecé a hablar:

—Estuve analizando el significado de esa canción: Se traduce literalmente “No necesitamos de no educación” y eso significa “Necesitamos de buena educación” ¿Qué te parece?

—Sí. Válido.

—Yo me he sentido mal porque aunque hemos compartido juntos el otro día me dijiste que no te importaba lo que me había pasado. Pensé que éramos amigos.

—Uuuy qué pena, viejo Viko. Ese día estaba súper-ocupado. Ahora sí lo escucho.

—No, eso ya pasó, tranquilo. Lo que me he enterado ahora es que fuiste tú el que me echó la culpa de haberle roto el huevo a Joakim.

—¿Cómo así? ¿Quién le dijo eso? ¡Qué tal! ¿Y por qué habría de hacer algo así? Nada. Pura mentira. Viko, ahí sí que me sorprendiste. ¿A quién le creíste?

El Gato armó tal escándalo que hasta me hizo dudar de la palabra de Joakim, quien en las circunstancias en que me lo dijo, no tenía por qué haber inventado eso.

Observé a Jairo. Era impresionante cómo se sostenía en la mentira. Movía las manos, preguntaba, argumentaba y al final de su defensa me dijo:

—Viko, míreme a los ojos y dígame que cree que yo lo calumnié.

Yo hice exactamente eso. El, simplemente no dijo nada y se marchó.

Yo seguí compartiendo mi “nuevo” huevo con Joakim. La estrategia de la rectora había funcionado: el compartir la mascota nos había forzado a interactuar y a ser amigos. Él sabía tocar los teclados y empezamos a reunirnos en su casa. Richard tomó clases de guitarra y se unió junto con Cata que cantaba también.

Proyecto Planeta Tierra pasó a un segundo plano. El Gato dejó de ir a las reuniones argumentando que lo creíamos mentiroso, nos dejamos de hablar y nuestro grupo entorpeció. Se hizo lo que se pudo, pero nuestras ideas no clasificaron. De alguna manera nuestra propuesta de no concentrarnos en lo negativo en la sociedad se había logrado. Aunque al principio me concentré en perseguir la equivocación, al ver esa reacción de negación, dejé que él por sí solo se diera cuenta.

Juako hizo amistad con Richard y Cata. Empezamos a componer canciones y a pasarla muy bien. Tal vez esa era una manera de premiar lo positivo.

Continúa










Google Sites
Report abuse
Google Sites
Report abuse