Search this site
Embedded Files
⌂
  • ⌂
  • Principio
  • Continúa leyendo
    • Respaldo a Cata
      • Se lo comería un tigre
        • Cuento
          • Más Arte
          • Tiempo al concierto
          • Tiempo al debate
        • No cuento
          • Exagero
          • No exagero
    • Respaldo a El Gato
      • Premiar lo positivo
        • Reclamo
        • Me controlo y espero
          • Voy al salón
          • Me quedo
          • Plan
          • No plan
  • Actividades
    • ► Temas
    • ○ Preguntas
    • ○ Investigación
    • ○ Retos
  • Videos
⌂
  • ⌂
  • Principio
  • Continúa leyendo
    • Respaldo a Cata
      • Se lo comería un tigre
        • Cuento
          • Más Arte
          • Tiempo al concierto
          • Tiempo al debate
        • No cuento
          • Exagero
          • No exagero
    • Respaldo a El Gato
      • Premiar lo positivo
        • Reclamo
        • Me controlo y espero
          • Voy al salón
          • Me quedo
          • Plan
          • No plan
  • Actividades
    • ► Temas
    • ○ Preguntas
    • ○ Investigación
    • ○ Retos
  • Videos
  • More
    • ⌂
    • Principio
    • Continúa leyendo
      • Respaldo a Cata
        • Se lo comería un tigre
          • Cuento
            • Más Arte
            • Tiempo al concierto
            • Tiempo al debate
          • No cuento
            • Exagero
            • No exagero
      • Respaldo a El Gato
        • Premiar lo positivo
          • Reclamo
          • Me controlo y espero
            • Voy al salón
            • Me quedo
            • Plan
            • No plan
    • Actividades
      • ► Temas
      • ○ Preguntas
      • ○ Investigación
      • ○ Retos
    • Videos
Continúa leyendo
Respaldo a El Gato


Aunque solía estar de acuerdo con Kata, ella no conocía el discurso de Los Testarudos. Así que al verme contra la pared, lo que se me ocurrió fue empezar a cantar una canción que decía: "We don't need no education…”

Esa canción de Pink Floyd resumía muy bien lo que Jairo trataba de decir.

—"...TEACHERS, LEAVE US KIDS ALONE!"—cantó él conmigo mientras Cata me miraba enojada, Nico volvía a berrear y Richard fruncía el ceño. El Gato me propuso ir a su casa que quedaba cerca y dejar de estar esclavizado con las tareas, que esa canción la tocaba bien en guitarra.

Me despedí dando por terminado el trabajo y llegué a casa de El Gato. Al entrar me sorprendió el desorden. Vi cómo sí que hacían lo que querían en esa casa. La sala tenía roído el sofá y había acumulación de objetos encima. El comedor mostraba cómo no se había lavado losa por lo menos en dos semanas y en el corredor había ropa sucia en el suelo al lado del balde puesto debajo de la gotera. Sentí vergüenza ajena. Al Gato no le importaba. ¡Increíble! En mi casa esto sería un escándalo. El anfitrión me condujo hasta su habitación: un pequeño ático con las paredes saturadas de afiches de bandas de rock, recortes y dibujos. A donde mirara había algo interesante que ver. Me gustó. Era un espacio de libertad hecho por El Gato a su medida. Había también recortes de cuadros famosos, fotografías y dibujos. No sé cuánto duré embelesado cuando me despertó un sonido fuerte y distorsionado. Jairo había sacado su guitarra eléctrica y la rasgaba con una pasión increíble.

—"We don't need no education..." —empezó a cantar y esta vez fui yo quien me le uniría. ...

—"¡...WE DON'T NEED NO THOUGHT CONTROL...!

El Gato me daría un pequeño tambor el cual golpeé hasta más no poder. Cantamos luego varias canciones nada populares logrando pasar un rato muy agradable.

Yo estaba fascinado con mi nuevo amigo. Nos habíamos reunido un par de veces más. Yo iba a su casa; cantábamos y nos despedíamos. Así no más. Compartíamos música… sin hablar… y eso me gustaba. Hasta habíamos empezado a componer una canción. Mis manos estaban quemadas de pegarle al tambor tan fuerte.

En clase, dos semanas antes de la pelea, Edwin hablaba y hablaba de historias aburridas. El planeta bla, bla, bla... El hombre, desastres, necesidad, enmendar... Alcanzaba a identificar palabras sueltas mientras dormitaba intentando parecer despierto mirando al profe como si estuviera poniendo atención, pero en mi cabeza resonaba su voz como un arrullo de fondo a la melodía que ocupaba mi cabeza.

Inesperadamente el salón se rió a carcajadas y eso me hizo aterrizar. Otro chiste sobre el Juako. ¡Qué pesados! Volteé a mirarlo mientras escuchaba:

—¡El huevo de Joa KINTA!

Joakim no se había podido adaptar y era la constante burla del salón. ¿El huevo? ¿A qué se referían? Ahhh... ya me acordaba: La tarea era traer un huevo. Ja, ja, ja.

—¡El huevo de KINTA! —dije yo mientras observaba cómo el muchacho me miraba y quitaba la mirada espantado. Todo el salón se rió de mi apunte y Edwin continuaría con sus instrucciones:

—¡Muchachos, escuchen por favor! Cada uno debe marcar su huevo cómo quiera: Dibujándole una carita o como les plazca. Llévenlo a donde vayan, cuídenlo y tráiganlo en dos semanas. Además, en los mismos grupos en cuatro páginas van a responder esta pregunta... "¿Cómo convivir con la naturaleza sin destruirla?".

—RRIIIIING —interrumpió el timbre.

—¡El huevo de KINTA! —repitió mi comentario alguien mientras el curso entero se reía y se terminaba la clase.

—¡Ja, ja, ja!

Huevo. Había que dibujar un huevo. Qué pereza. Sentí que era una obligación incómoda. Con un marcador le hice dos puntos y una raya. Listo. Ese era mi huevo. Al lado mío observé cómo El Gato lo había tomado más artísticamente y le hacía un cuello de los 70´s, unas gafas oscuras y un peinado en color verde. Eso me entusiasmó para adornar más al mío. Ya que había que hacer esto obligado, decidí hacerlo a mi manera. Tomé distintos colores, le hice un cuello, y le dibujé la camisa. Le agrandé los ojos, le puse nariz y ya estuvo: Así había quedado: Mi mascota.

—¿Cómo le vas a llamar Gato?

—No sé... Huevo... Crudo... Se llama "Crudo" —dijo lo primero que se le ocurrió.

—Está chévere. El mío es... espera...

—"Pera" suena bien. Je, je.

—Siii. Mi huevo es... "Pera". je, je. ¿Sabes? El otro día me pasó algo. Estaba...

De repente fui interrumpido fulminantemente por Gato.

—…Y a mí, ¿qué me importa?

Callé automáticamente y sentí un peso por todo mi cuerpo. Reflexioné rápidamente: Si, tenía razón: A él qué le importaba. Era algo personal. ¿Qué le iba a importar algo que me había sucedido sólo a mí? Mejor me lo guardaba.

Estabamos en casa de Catalina. Catalina y Richard hablando y hablando. Trabajo… aburrido. Todo muy bonito y soñador, pero al final nadie iba a salir con nada. Promesas y promesas: como siempre. Al profe le ordenan ponernos a trabajar sobre algo que no va a hacer ninguna diferencia; a los jefes de él lo mismo y así manteniendo a todos en una ilusión gigante. No habrá cambio, no habrá futuro…

—¡Viikkooo! ¿Estás poniendo atención? —frenó Catalina mi divagación.

—Sí, claro —respondí—. Cuidar al planeta, convivir con la naturaleza sin destruirla, planear ayudar... Eso no va a funcionar.

—¡Ya sé! —se animó El Gato—. ¿Qué tal ser más radicales para que aprendan?: El que contamine mucho… a la hoguera, el corrupto… a la hoguera. Se sacrificarían unos pocos para que el resto podamos seguir cuidando al planeta.

—Ja, ja... Si —respondí yo mientras él continuaba.

—Las personas no cogen juicio si ven que no les pasa nada. Entre los que tienen el poder se protegen y somos todos los que la pagamos por unos pocos. Una sociedad corrupta no se puede cambiar sin medidas extremas. ¡Somos más los buenos!

—¡A la hoguera los malvados! —Grité.

Catalina se puso de pie y calmó los ánimos diciendo:

—El ser humano hace parte de la naturaleza. ¡Ahí estaríamos destruyéndola!

—¡Nooo! ¿Qué tal si los agricultores no arrancaran la maleza porque pobrecita? Ja, ja. Nos quedaríamos sin cosecha. ¡Hay que proteger los frutos sacando la maleza!

—Si, pero entonces, ¿quién determina qué es maleza y qué no? ¿Qué tal que a mí me dé por decir que ustedes dos son maleza? ¿A la hoguera? Y además... ¿no me convertiría yo en maleza al actuar de justiciera? Eso sería muy delicado.

—De acuerdo –intervino Richard—. ¿Qué tal que al que lleven a la hoguera sea más productivo para el planeta que los otros? Opino que deben ser reformados.

—¡Ha! —tomó la palabra El Gato—. Miren no más el estado de las cárceles: ya no caben más presos, siguen delinquiendo desde ahí y lo peor, en lugar de reformarse salen con más traumas y con entrenamiento para delinquir.

—Exacto —añadí—. Las cárceles se han vuelto universidades para delincuentes.

Sí, eso es cierto —respondió Richard—. ¿Y qué tal hacer una lista negra y publicarla? Eso afectaría la reputación de las personas.

—Eso no sirve. En el mundo en que estamos, empezarían por pelearse el primer puesto de la lista.

—¡Tengo una idea! —exclamó Kata dejándonos expectantes—. ¿Qué tal si la economía en lugar de basarse en dinero como lo conocemos, cambia?

—¿Cómo así? Explícate Cata.

—En este momento la sociedad funciona así: Si yo tengo dinero compro comida, una casa, ropa, etc. y esa es mi recompensa por mi trabajo. La gran mayoría tiene poco pues no obtiene la suficiente recompensa por trabajar. Eso fuerza a las personas a conseguir las cosas como sea y eso trae problemas.

—Sí, claro —Richard empezó a digitar en el computador—. Todos se quejan de la economía, que el dinero no alcanza para nada, etc, etc.

—Exacto. Pero, ¿qué tal si en lugar de ser una sociedad enfocada en castigar lo negativo, en darle prelación a los crímenes en las noticias, por ejemplo, nos enfocamos en estimular lo positivo?

—Pero, ¡es que las noticias muestran es lo que está pasando!

—No, eso no es cierto. Muestran lo que llama la atención y vende: lo negativo. Hay muchísimas otras cosas positivas alrededor, pero al centrarse en lo malo, lo bueno no se ve. Si en lugar de castigar al malo, la sociedad empieza a premiar al bueno, hasta los más malvados empezarían a tratar de ayudar a los demás, generando un cambio en el planeta y así no destruirlo.

—Si hay recompensas en lugar de castigos, el malhechor va a considerar una muy buena opción el regenerarse —aporté.

—¡Claro!... Y si no puede sólo, pedirá ayuda. Me gusta la idea.

—Entonces, podemos responder que para convivir con la naturaleza sin destruirla se debe dirigir la atención de la sociedad hacia premiar lo positivo.

—¡De acuerdo!

Continúa










Google Sites
Report abuse
Google Sites
Report abuse